sábado, 14 de abril de 2012

CHILENOS EN EL EVEREST


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Para los chilenos el tema vuelve a cobrar vigencia porque el recién pasado 16 de marzo se despidió la comitiva de 19 escaladores nacionales, 10 militares y 9 civiles, que intentarán en mayo próximo nuevamente hacer cumbre en el Chomolungma o Madre del Universo, como llaman tibetanos y chinos a esa eminencia de los Himalayas, cordillera que a su vez alberga a 10 de los 14 ochomiles del planeta, siendo el Everest el mayor de todos, con 8.848 m sobre el nivel del mar. Y por qué decimos “de nuevo”,  porque  sencillamente son varias las expediciones chilenas que han rubricado con éxito dicha aventura, entre las cuales cabe destacar las primeras, dos de varones en 1992, y una de mujeres en 2001. Ellos y ellas fueron a la vez los primeros y primeras en Sudamérica en lograr esa hazaña deportiva, inscribiendo su nombre en la lista de honor de más de 4500 personas de todo el mundo que desde 1953, cuando Sir Edmund Hillary lo consiguió por primera vez, han hecho “summit” en la mayor de las eminencias de la esfera terrestre. Claro que también más de doscientas han perecido en el intento y sus cadáveres todavía jalonan el sendero a la cima, como cruel evidencia de los peligros que reviste  en sí la mayor y más anhelada aventura del círculo mundial de escaladores.
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            En 1985 un primer equipo nacional hizo el intento. En él figuraban dos nombres conocidos: Gastón Oyarzún, que actuaba de líder, y Claudio Lucero, el gurú del alpinismo en Chile. Lo hicieron sin oxígeno, con los mínimos porteadores y sin guías sherpas. Además asaltaron el monte por el collado norte, el mismo de Mallory e Irvine, alcazando hasta los 8.300 metros desde donde tuvieron que devolverse pues los principios de congelamiento y los peligros de formación de edemas cerebrales les obligó a desistir.  Pero Claudio Lucero tuvo su revancha cuando Rodrigo Jordán organizó su expedición al alero de la Universidad Católica y el Club Alemán Andino, de Santiago, en 1992. Además de Lucero y Jordán integraron esta expedición (vale la pena recordar estos nombres) Cristián García Huidobro, Christian Burrachio, Juan Sebastián Montes (actual intendente de la Xa Región de Los Lagos), Dagoberto Delgado y el médico Alfonso Díaz. Hicieron cumbre García Huidobro (el primero en la historia de Chile y Sudamérica), Jordán, y Montes, este último sin oxígeno, y además de ser los pioneros, este equipo cumplió la hazaña de escalar por la parte más difícil del monte, la cara este o la “ruta olvidada” como le llaman los expertos: la pared del Kangshung, casi vertical, de 3000 metros, de piedra y hielo en su primer tercio y de hielo y nieve en los otros dos. Antes sólo tres expediciones lo habían intentado, sólo dos lo consiguieron y algunas personas murieron allí, víctimas de las avalanchas de roca y los aludes de nieve. Los chilenos fueron los cuartos en  intentarlo y los terceros en conseguirlo, aunque en el último tramo se desviaron al sur, para acceder por el collado de ese lugar, desde donde asaltaron la cumbre, con éxito. Eso fue el 15 de mayo de 1992, a las 10.25 Hrs.
            Tocó la casualidad que por ese tiempo se organizó otra expedición chilena al Everest, liderada por el médico y escalador profesional Mauricio Purto, en representación del Club Alpino Italiano, también de Santiago. Le acompañaron Fernando Luchsinger, Ítalo Valle, Jorge Quinteros y el británico Jonathan Pratts, más algunos expertos sherpas. La ruta elegida fue la llamada “ruta normal” o “ruta lógica”, por el collado sur, la misma que abrió Edmund Hillary y por donde ha subido el 90% de las expediciones que ha coronado con éxito la cima. Ese mismo día había por lo menos diez equipos de distintas nacionalidades en el valle del collado sur, a 8.000 metros, aguardando subir. De los chilenos sólo Purto lo logró, a las 12.30 Hrs. Los otros fueron el gringo Pratts y dos de los sherpas.
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            La expedición de Purto contó con mayores recursos y difusión. Él pensaba que Jordán demoraría mucho más por la difícil pared del Kangshung, por lo tanto ya arriba dio a su gente un tiempo de descanso adicional pues uno de ellos, Valle, iba sin oxígeno absoluto, distinto a Montes de la expedición de Jordán, que utilizaba el oxígeno para descansar y dormir; en todo caso, Valle llegó en estas condiciones hasta los 8.500 metros de altitud, batiendo un record mundial al respecto. Las dos expediciones nacionales se avistaron cuando Jordán llegó al valle del collado sur, y entonces empezó una marcha frenética por ver quien llegaba primero. Sabemos que ganó García Huidobro. A los 8.750 metros, Mauricio Purto y un sherpa alcanzan a Rodrigo Jordán e intercambian un par de palabras amables (“qué haces tú por aquí”), pero cuando Purto llega a la cumbre tiene una suerte de discusión con García Huidobro (“respeta el suelo sagrado que pisamos”, afirma Purto que le dijo). La verdad es que los integrantes de ambas expediciones, hombres todos del círculo reducido de escaladores nacionales, arrastraban sus roces y rivalidades desde mucho antes en el propio país. De hecho, no ha habido posibilidad de que los medios de difusión, los diarios, la TV, los hayan podido juntar con posterioridad para un programa  o una sesión de fotos especial, lo cual, de suceder, sería fantástico, para el público, para la juventud, para la la historia, para todos.
            La otra expedición pionera chilena que tuvo éxito, aunque organizada por Purto, fue integrada por mujeres: Vivianne Cuq, la líder, Cristina Prieto y Patricia Soto. También llegó el hermano de Vivianne, Cristian, mientras que Andrea Muñoz, una de las principales, hubo de desistir en el último tramo por la fuerte faringitis que la afectó, restándole las fuerzas necesarias para tan insigne momento. También este viaje tuvo sus bemoles, por las rivalidades entre sus integrantes. Y tal como con respecto a las expediciones anteriores mencionadas, sobre ello existe bastante literatura, rica de digerir.
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            Al cumplirse ahora exactos veinte años de la doble ascensión de chilenos al Everest, nuevamente una expedición nacional va volando a Katmandú, la capital de Nepal, para iniciar  desde allí la vía terrestre hacia la difícil ascensión, esta vez por la ruta sur, la normal. Y ella va liderada una vez más por Rodrigo Jordán quien debiera ser considerado  un verdadero héroe nacional del siglo XXI, por todo lo que ha aportado al país, en deporte, ciencias, educación y desarrollo social.  
            Por allá por el 15 de mayo tendremos noticias, y seguramente serán positivas, porque si son chilenos, son buenos. Ellos lo lograrán, el sol por testigo.



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